Cerro de La Sal

El cerro de la sal forma uno de los últimos contrafuertes cordilleranos que penetran en la selva, casi como una ofrenda andina a los habitantes del bosque, quienes extraen de él sal gemma; importante elemento que constituyó el principal nódulo económico alrededor del cual se articulaban los intercambios indígenas de la antigua Selva Central. Este acercamiento multiétnico y pluricultural permitió la temprana asimilación de algunos rasgos de las culturas pre Incas, a la vez que también influenciaban decididamente en ellas. Bergman (1990) sostiene que hacia el año 1200 se había desarrollado una importante red comercial entre ellos, teniendo como principal punto de encuentro el Cerro de la Sal. Posteriormente, con la llegada de los españoles, se inicia la penetración en la selva por las mismas rutas que los habitantes de la sierra abrieran a través de los Andes, trayendo consigo un nuevo y eficaz argumento: la religión, mediante la cual pretendieron someter a los aborígenes cometiendo multitud de exacciones y abusos de poder que provocaron a la postre diversas rebeliones nativas, hasta que en 1492 fueron expulsados definitivamente por el caudillo Juan Santos Atahualpa.

Actualmente, como vestigios de aquella época, se pueden observar algunos afloramientos de sal que son explotados por algunas personas, generalmente sin las autorizaciones correspondientes, y son estos los que han encontrado desperdigados por el bosque algunos restos arqueológicos, principalmente hachas de piedra.

el río que corre paralelo al Cerro de la Sal lleva el nombre de La Sal y discurre por una quebrada encajonada que se explaya a poca distancia del centro poblado Puente Paucartambo, en donde tributa sus aguas al río Paucartambo que poco después se une al río Chanchamayo para formar el río Perené. El Cerro de la Sal, gracias a lo escarpado de sus laderas, especialmente aquellas aledañas al río La Sal, aún conservan bosques secundarios típicos de la ecoregión Selva Alta en donde se pueden encontrar colpas de loros y algunos mamíferos que acuden al cerro en busca de sal.


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